Corría bajo las luces de unos cuantos faros que alumbraban pobremente una calle solitaria. Sudado, cansado y con frío, se adentra a un callejón, escuchando sus propios pasos apresurados. Se recostó de una pared, mientras respiraba apresuradamente. Su corazón late rápidamente, y las gotas de sudor bajan por sus mejillas. El olor del asfalto mojado, inunda sus pulmones. Miró hacia el cielo oscuro y luego cerró los ojos con fuerza, respiro profundo y bajó la cabeza.
- De qué huyes?- preguntó una voz.
- No lo sé.. - Respondió el chico, sin saber a quién le hablaba, arrugando la cara y bajando las cejas.
- Voz: De tu pasado?
- Chico: Puede ser..- Responde nuevamente extrañado, pero indiferente, mientras busca algo en sus bolsillos.
- Voz: El pasado no vuelve…
- Chico: Siento que corro y corro, sin rumbo.- De su bolsillo derecho saca una pequeña bolsa.-
- Voz: Hacia dónde corres?
- Chico: Ya te dije que no lo sé.- Respondió un poco irritado. Inhala el polvillo blanco, y aprieta su nariz con sus dedos.
- Voz: al futuro? El futuro se hace a partir de tu presente.
- Chico: Es que el pasado me persigue.- Responde, mirando fijamente la bolsa, apoyando su cabeza y un pie sobre la pared en la que se estaba recostando.
- Voz: Te persigue porque es tuyo, porque no es de más nadie. Es lo que te hace ser quien eres, sin duda, pero es pasado.
- Chico: Y eso qué tiene que ver? Me tortura, no me deja vivir.
-Voz: Hay que dejarlo ser lo que fue, y tratar de que lo que vaya a ser, sea lo mejor. Pero por el camino que vas, no será así.
- Chico: Y tú quién o qué eres, para estar dándome lecciones de vida?- Responde con una expresión desafiante y bastante irritado, mientras hunde nuevamente su nariz en aquel blanco tormento.
- Voz: Nadie.
- Chico: No existes. Estás en mi cabeza. Déjame en paz.- Respondió apretando su nariz, cerrando los ojos, tratando de acalarar su vista, como quien se toma un trago de licor puro.
- Voz: Hasta que no me escuches, no te librarás de mi.
- Chico: Basta!- Dijo con autoridad.
- Voz: Mientras existas, existiré. Mientras te hagas daño, te molestaré. Porque soy tu conciencia. - Chico: Y qué se supone que debo hacer?- Preguntó desafiante.
- Voz: Sólo tú sabes eso. Yo soy producto de tu interior.
- Chico: Me estoy volviendo loco!- Grita mientras utiliza sus manos para tapar sus oidos.
- Voz: Tranquilo, todo estará bien.
- Chico: Ay! Por dios! No me vengas con esa!- Quita sus manos de su cabeza.
- Voz: Con qué? Son tus propias esperanzas, recuerda.
- Chico: Ya, basta!- Grita a todo gañote, y escucha el eco de su propia voz en aquel callejón vacío. Su espalda resbala de la pared y cae sentado sobre el suelo. Abraza sus rodillas y las aprieta contra su pecho.
- Voz: A quién le gritas?
- Chico: Al que me oiga!
- Voz: Si no te escuchas tu primero, no pretendas que te oigan los demás.
No hay comentarios:
Publicar un comentario