martes, 31 de mayo de 2011

Yo sí me quejo y me seguiré quejando.

Yo confieso ser una persona quejica. Sí, y  no me importa lo que digan. Creo fielmente que sólo quienes se quejan de las cosas, son los que [nos damos] se dan cuenta de que hay algo malo en como se están haciendo las cosas, y nosotros (a quienes de hecho nos deberían agradecer) sólo las sacamos a relucir. Hoy me quejaré, para no perder la costumbre, de algo que me tiene hasta el borde: ese decir que va "la juventud de hoy en día" acompañada de malas caras, refunfuños, desaprobación y ceños fruncidos.

Sé que soy parte de una generación a la que acusan de hedonista, por nuestras NUEVAS tendencias, culturas, manías, rollos, adicciones, etc. Lamentablemente, de los juicios de la sociedad, ninguno puede escapar, pero sí ignorar. Yo decido ignorar muchas cosas, pero hay otras de las cuales no puedo zafarme y son más fastidiosas que una astilla en un dedo, y por eso me quejo.

El hedonismo es un término bastante rudo que usan los "adultos" para describir a los "chamos" de hoy en día, porque dicen que no creemos en nada, ni en nadie, ni valoramos las cosas como deberíamos, que somos todos "una cuerda de faltas de respeto" y demás. Que hemos perdido los valores, que echamos nuestra educación a la basura, que esto, que lo otro. Por qué somos "hedonistas"? pregunto yo, si somos todos producto de lo que vivimos gracias a la sociedad en la que nacimos, en esa que NO CONSTRUIMOS nosotros, sino generaciones pasadas? Porque ya no somos esclavos de una institución religiosa, porque creemos en cosas diferentes, porque nos apasionan distintas metas en la vida? B.S! [Me ahorraré la explicación de estas siglas, algunos espero podrán comprenderlas.] No quiero echarle la culpa a nadie en particular, pero creo que las generaciones anteriores, nuestros padres, nuestros abuelos, deberían reflexionar un poco. Gracias a ustedes y a otros factores más, la juventud de hoy es como es. Comenzaré a decir el porqué de mi acusación, aunque realmente no estén de acuerdo conmigo... Gracias a los padres corruptos, existen hijos que pierden el camino y crecen sin moral ni ética. Gracias a las infidelidades y a los divorcios, muchos jóvenes no creen en el amor, ni en las promesas eternas en las que muchos años atrás se fundaban los casamientos. Gracias a las normas establecidas por ustedes, cada día hay más jóvenes con miedo a no ser aceptados como realmente son, y actúan de manera irresponsable por "cuadrar" en un grupo social regido por estándares totalmente absurdos. Gracias a su poca comprensión del cambio ideológico que se ha venido dando desde hace años, cada día más niños necesitan ir a terapias con psicólogos y/o psiquiatras porque sienten miedo de hablarles a sus padres sobre sus problemas y/o preocupaciones. Hoy en día hay más peleas en la familia que reuniones familiares. Gracias a su materialismo y a la sobre valoración del dinero, cada día hay más robos, más competencia absurda, envidia y más niños criados por niñeras contratadas. Cada día gracias a su afán por trabajar y querer tener dinero hay más jóvenes pensando en "carreras prometedoras de un futuro seguro (económicamente)" y no feliz. Hoy en día el mundo gira en torno a quién tiene más dinero, y no en torno a quién está más a gusto consigo mismo. Gracias a la presión que ejercen los regímenes sociales muchos tratan de encajar en grupos en los que no se sienten cómodos, sólo por complacer esas normas predeterminadas del mundo y a SUS PADRES Y FAMILIAS. Una educación costosa jamás remplazará la atención familiar que necesitan los niños para crecer y madurar correctamente. Hoy en día los padres nunca se enteran realmente de quiénes son sus hijos, hasta que tienen que pagar una fianza para sacarlos de la cárcel, hasta que un amigo los llama y les dice que deben ir al hospital porque tuvieron un accidente manejando ebrios, hasta que se convierten en abuelos a 15 años de haberse convertido en padres. Y esto por qué? Porque quienes realmente han dejado de lado los valores familiares, la educación de la que tanto se jactan haber recibido, e incluso en algunos casos el respeto a los padres, esos que se olvidan de quienes querían ser, no somos nosotros, son ellos.

Entonces, hasta que no haya un equilibrio y una comprensión del tiempo en el que vivimos, seguiré quejándome, esperando como siempre que las cosas mejoren siempre. Aunque me apego mucho a la realidad siempre, y se que ese pensamiento bárbaro y cavernícola que consume las mentes de generaciones pasadas no se va a desvanecer 'así como así', soy optimista, quizás porque se que igual no les va a quedar de otra que aceptarlo, y eventualmente (y no sé por qué si ya empiezo a perder fe en la gente, tengo la esperanza de que se revisen y reflexionen antes de culparnos a nosotros mismos de todo lo que somos, queremos ser, seremos o dejaremos de ser.)
El pasado no vuelve, y el futuro está en nuestras manos, no en las de ellos.


Si no puedes contra ellos, úneteles.

miércoles, 25 de mayo de 2011

No sé qué decir, pero sí qué no decir.

Cuando no sabes qué decir, siempre sabes exactamente qué no decir. Es un poco irónico, la verdad, pero completamente cierto. Esos momentos, un tanto ásperos, en los que escuchas salir de la boca de alguien, algo que te impresiona dudas qué decir naturalmente, porque en el instante en el que vas a decir algo, piensas y no dices nada porque sabes que lo que pensabas decir, es justamente lo que no quieres decir. Quizás esto sucede por el hecho de que todos nuestros pensamientos surgen de la contrariedad de nuestras ideas, y cuando queremos decir algo dudamos si es eso lo que queremos que nos escuchen decir.
El dilema está en ser dueños de nuestras palabras y actos, y no esclavos de los mismos.Cada que nos quedamos "sin nada que decir" y admitimos este falso testimonio, maquinamos todas las cosas que queremos decir, y que acabamos de condenar a morir en nuestro pensamiento. Y quiénes somos nosotros para ahogar las palabras? Nadie? No lo sé, ustedes qué piensan? Pero, y  quiénes son ellas para ahogarnos a nosotros? Te pone a pensar, no? Bueno, creo firmemente que cuando decimos "no se que decir" y "no se que hacer" el problema real al que nos enfrentamos es que sabemos qué QUEREMOS decir y/o hacer, pero sabemos qué podría pasar si lo llevamos a cabo. Es todo un asunto de mentes brillantes, para evitar consecuencias a futuro con las que sabemos que NO QUEREMOS enfrentarnos. Somos todos maestros del arte de eludir los por menores de nuestras acciones. O es que ahora, me van a decir que JAMÁS se han quedado "poncha'os" durante unos minutos pensando en qué decir o hacer antes de decir "no sé que decir/hacer"? Ajá! Bueno, resulta que en esos momentos de autismo simulado, como le he decidido llamar, pensamos en el "si hago esto, va a pasar tal, entonces, mie- mejor no, pero si digo que no, es como que rechazo demasiado la cosa, pero- Ay, en verdad no sé qué decir" Me da hasta risa y todo, a ustedes no? A veces pensamos mucho las cosas, por eso de vez en cuando no es malo simplemente dejar que todo fluya, dejarse llevar. "Take a leap, jump, risk it, be all in" escoge sin pensar tanto, todos hemos escuchado que las mejores cosas suceden cuando menos te las esperas. Claro, siempre hay que estar consciente de las consecuencias, pero soy partidaria de no perder oportunidades en la vida, de decir o hacer algo.

"El que no arriesga no gana. El que arriesga todo, tiene cojones."

martes, 24 de mayo de 2011

La vida, va algo así.

Por qué hoy y ayer no se parecen nada a mañana? En el pasado cometimos errores, muchos que lamentablemente estamos destinados a cometer nuevamente en el futuro. "El hombre es el único animal que se da dos veces con la misma piedra" esto abre una gran interrogante: si somos el único animal que repite dos veces la misma hazaña y esperamos un resultado distinto cada vez, dónde queda que "de los errores se aprende?" Es una pregunta un poco amplia para discutirla y llegar a un acuerdo, pero he aquí una opinión más al respecto del tema.

Una vez leí una cita muy particular, algo cínica y cómica, decía algo así: "La mayoría de las personas aprenden observando, otros aprenden experimentando, y existen aquellos quienes tocan el fuego para ver si realmente está caliente."
Si bien es cierto que luego de tocar una llama, o en su defecto algo caliente, el dolor es casi insoportable y la inflamación es evidentemente terrible, lo lógico es que entendamos que no debemos volver a tocarla. Bueno, pues resulta que en muchos casos, no es así. Hay gente terca, masoquista y en mi opinión un poco tonta, que a pesar de quemarse una, dos y tres veces, regresan a la llama tal cual mariposas a un bombillo. No sé ustedes, pero yo admito que soy parte de esa gente.

Quizás algunos piensen que, la razón por la cual volvemos a darnos con la misma piedra más de una vez y no aprendemos de nuestros errores, es que la gente no cambia. FALSO. Sí, es falso. La gente sí cambia, el cambio es algo constante en absolutamente TODO en el universo. Y por eso, esperamos siempre de lo mismo, algo diferente. Porque inevitablemente, esperamos inconscientemente un resultado mejor cada vez que algo sale mal. Y así se llega a grandes cosas. Entra aquí lo de "la practica nos lleva a la perfección" y otras filosofías. Es algo que, me parece, va de la mano, el tratar más de una vez algo, las segundas oportunidades, y eso del cambio. Simplemente, a medida que van pasando los años, ganamos experiencias, maduramos.

Claro que aprendemos de los errores, claro que nos damos dos veces con la misma piedra y esperamos resultados distintos cada vez. Porque creo que el optimismo es algo innato, la esperanza de que las cosas sean diferentes aún haciendo todo igual, y más si mejoramos. Claro que sí cambiamos, nos adaptamos, pero siempre querremos algo en particular, algo que aprendí estudiando antropología filosófica, nuestro fin último, siempre será la felicidad. Por eso, nos seguiremos dando con la misma piedra dos veces si es así que encontramos la felicidad, y si aprenderemos de los errores que cometemos la primera vez al tratar de conseguirlo, para mejorar el resultado, que finalmente será siempre el mismo.


Es simple, vive y aprende.


"No hay otro camino para la madurez que aprender a soportar los golpes de la vida" W.Shakespeare