lunes, 20 de diciembre de 2010

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Qué peor que tener forzadamente que decir adiós? No lo sé, realmente no sé. En los últimos momentos antes de pronunciar esa palabra que se nos atraviesa en la garganta, esa que se anuncia con cada "bueno..." (con todo y la pausa de puntos suspensivos) y con cada mirada disfrazada de felicidad, de esos ojos que tratan de no llorar, sientes un remolino de cosas, y no puedes hablar. Te aguantas el puñado de tonterías y cursilerías que quieres decir, y evitas con cada respiración que el nudo en la garganta aumente y empiecen a empañarse tus ojos. Miras hacia arriba, tratas de que no caiga la primera gota, qué horror, no quieres que te vean llorar! Qué momento tan amargo, tan difícil y molesto. Estas despedidas que en realidad son "hasta luegos" traen consigo muchas emociones, es como un paquete completo, y no puedes elegir lo que trae ni quitar lo que no te guste y menos obtener una cosa por separado. Estos hasta luegos, los "me voy para volver", te hacen extrañar. Extrañas al minuto en que tus cuerdas vocales comienzan a resonar y de tu boca sale un "adiós", que aveces disfrazamos de "nos vemos pronto" porque crea la ilusión de que no pasará mucho tiempo hasta volver a vernos.

Lo peor del caso es que comienza en tu cabeza una cuenta regresiva, vas contado el tiempo hasta que el hasta luego sea "llegaste!!!!". Piensas: "Qué detestable! Por qué te haces esto?" y te respondes: "Masoquismo" Sí (?) Quizás, no lo sé, tu me dirás. Por qué contamos el tiempo? Eso causa ansiedad, la ansiedad nos amarga, la amargura te arruga y las arrugas hacen que te veas vieja. Qué horror! Pero, lamentablemente es inevitable. Es inevitable extrañar, por tanto, también lo es amargarnos y deprimirnos.
El tiempo se empeña en pasar más lento que nunca, o almenos eso nos parece. La cuenta regresiva se hace infinita. Además, nunca cuentas el tiempo con total exactitud, la cuenta siempre se activa en el momento en el que la persona realmente se va y no toca el mismo suelo que tú, o quizás cuando llega al destino al que va. Qu é manía de atrasar siempre el comienzo de las cosas! Es que es así como funcionamos, o como particularmente funciono yo, no sé ustedes. Porque no importa cuanto tiempo sea, siempre me parecerá demasiado, y lo único que quiero es que la cuenta regresiva llegue a cero de nuevo, y que no comience más nunca.


"Fue terrible despedirme, 
tener que decir adiós
hacer que me vieras irme
tener que separarnos los dos."

2 comentarios:

  1. Siempre las despedidas nos dejan un sabor amargo, y una tristeza sin palabras difícil de expresar…


    Un cordial saludo

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  2. Casi como el café frío y sin azúcar...

    Saludos.

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