domingo, 11 de julio de 2010

No quiero vivir como poeta, no quiero siquiera hacer el intento de sobrevivir como uno.


No vale la pena pasar noches en desvelo imaginando tu cuerpo contra las sábanas, y describir la escena usando palabras bonitas.


No me alcanza con el cansancio que cargan mis ojos, y con el peso que jala mis párpados de esperarte despierto para comprar un amanecer contigo.


Me basta y me sobra con la ligereza que siento cuando estás ahí y a la vez no existes para vivir dichosamente.


Quisiera entregarte de mi mano un mundo nuevo lleno de cenizas y colillas de cigarro, en el que todo huela a perfume de rosas y no entiendas por qué.


No caben en mi cabeza más recuerdos, es absurda la cantidad de memorias que cargo encima dentro de un saco vacío.




No quiero vivir como poeta, no quiero siquiera hacer el intento de sobrevivir como uno.


Valdrá la pena verte acostada sobre un colchón lleno de huellas, que no son ni tuyas, ni mías, ni de nadie.


Me alcanzarán, para tu sietes vidas, las catorce balas que carga mi arma, te atravesarán como navajas mi palabras y te desangrarán sus significados.


Volarás a un metro sobre el suelo, vagando por las calles desérticas de mi mente, pero no me verás ahí jamás.


No gastaré la tinta de una pluma en manchas sobre un papel, manchas que intentan expresar exactamente lo que no siento.




No quiero vivir como poeta, no quiero siquiera hacer el intento de sobrevivir como uno.


Es absurdo tratar de explicarle a un ciego la belleza del color, igual de absurdo es tratar de que entiendas lo que no te digo.


No podrás cargar con el peso de tu propio cuerpo hasta que me liberes a mi del que cargo en la conciencia, miénteme y se mi cómplice.


Quisiera dejarte un suspiro inesperado, que te persiga mientras me buscas en donde sabes que no hallarás ni a mi sombra.


No me opondré a dejarme llevar por tus deseos, sólo si son los mismos que los míos y no tienes derecho a opinar.



No quiero vivir como poeta, no quiero siquiera hacer el intento de sobrevivir como uno.


Pero ya no me queda otra opción, estoy condenado a serlo desde que empecé a pisar el camino que guían tus huellas.


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